Vía de la Plata
La Vía de la Plata es una de las rutas del Camino de Santiago que une la ciudad de Sevilla con la ciudad de Santiago de Compostela. Su nombre proviene de la época romana, cuando la vía era utilizada para transportar el mineral de plata de las minas de Astúrica Augusta (actual Astorga) a la ciudad de Emérita Augusta (actual Mérida).
El camino jacobeo de la Vía de la Plata es una de las rutas menos transitadas del Camino de Santiago, lo que la convierte en una opción perfecta para aquellos peregrinos que buscan un camino más tranquilo y con menos aglomeraciones.
En este camino, el peregrino tiene la oportunidad de decidir cómo quiere hacer trayecto. Ya sea a pie, en bicicleta o a caballo la Vía de la Plata ofrece una experiencia única para activar tus cinco sentidos.
Comenzando en la ciudad histórica de Cáceres declarada como Patrimonio de la Humanidad, su conjunto histórico repleto de palacios, iglesias y calles medievales es el escenario perfecto para comenzar este camino.
Continúa por la comarca Tajo-Salor-Almonte lugar idóneo para degustar un manjar emblemático de Extremadura, la Torta del Casar que te dará la fuerzas necesarias para continuar el camino hasta las tierras de Granadilla. Este pueblo, tuvo que ser abandonado por sus vecinos debido a la crecida del embalse de Gabriel y Galán situado al lado.
Otro de los puntos impactantes de la Vía de la Plata es la Ciudad Romana de Cáparra, donde un impresionante arco tetrápilo único en España te regalará un viaje al pasado y una puesta de sol imposible de olvidar.
Cultura, naturaleza y gastronomía fusionan a la perfección en un camino histórico que recuerda continuamente el paso de viajeros y peregrinos a lo largo del tiempo ya que, esta vía, fue cruzada por nobles, comerciantes árabes y cristianos.
Los bosques del valle del Ambroz te guiarán por caminos de vetones hasta Hervás de donde no podrás irte sin admirar su judería y si quieres finalizar este camino de una manera diferente te proponemos un plan, descansa el cuerpo y la mente y disfruta de un relajante baño en las aguas termales de Baños de Montemayor como hacían los romanos.